Hondureños católicos piden por su salud y otros llegan a agradecer algún milagro en su vida.
Feligreses de la Virgen acampan en los exteriores de la Basílica.
Feligreses llegan hasta la fuente de agua bendita para empaparse y hasta beber de ella.
Cada vela encendida es un milagro concedido por la patrona de Honduras.