Toda la red de transporte de Bélgica sufrió el impacto de la jornada de protesta organizada por los sindicatos del país contra los planes del futuro gobierno federal en el ámbito de las pensiones.
El aeropuerto internacional de Bruselas vio cómo al menos cuatro de cada diez vuelos programados se quedaron en tierra, mientras que el aeródromo de Charleroi canceló la salida de todos los vuelos.
Además, trenes, metros y autobuses también se vieron afectados, dejando a muchos viajeros varados.