«Te estamos buscando y nunca nos detendremos». Con esa frase la familia de Mollie Tibbetts trató de ubicar incansablemente a la joven de 20 años, desaparecida desde el 18 de julio, cuando salió a correr para ejercitarse por Brooklyn, en Iowa, Estados Unidos. Nunca regresó.
Las ilusiones de la familia de encontrar a la joven con vida terminaron de manera abrupta, cuando un mes más tarde el cuerpo sin vida de Mollie fue hallado en medio de un campo de maíz.
Tras el hallazgo, las primeras sospechas apuntaron directamente a Christian Bahena Rivera, un indocumentado mexicano que trabajaba con un nombre falso.
Rivera se transformó en el principal sospechoso luego que los investigadores descubrieran un registro de las cámaras de seguridad de Brooklyn, donde se lo veía circulando en movimientos sin sentido a bordo de su vehículo.
En el primer interrogatorio, Rivera negó tener conocimiento del hecho, pero finalmente y ante la presión ejercida el lunes por la policía, se quebró y confesó lo ocurrido.
El sujeto contó en el interrogatorio que había visto correr a Mollie mientras viajaba en su vehículo por lo que decidió seguirla. La joven se sintió acosada y le advirtió a Rivera que si no se detenía llamaría a la policía.
La situación molestó al detenido, pero según su declaración, no recuerda que ocurrió desde ese punto, porque dijo haberse «bloqueado» en medio del ataque de ira.
Cuando finalmente volvió en sí, aseguró, descubrió que Mollie estaba en el portaequipaje de su auto, con una herida profunda en la cabeza, recoge Washington Post.
Preocupado y desesperado por la situación, Rivera llevó el cadáver hacia la localidad de Guernsey y eligió uno de los campos de maíz para arrojar el cuerpo sin que nadie lo viera.
Llegó hasta el lugar en medio de la noche y con hojas de las plantas de maíz cubrió el cuerpo de la joven y escapó.
Los investigadores intentarán esclarecer cómo ocurrió el ataque con los resultados de la autopsia.
Fotos: Instagram.
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