Escolta del gobierno hondureño tiene como fin viajar a Rusia para pedir que se acelere la llegada de las 4.2 millones de vacunas rusas contra el Covid-19 Sputnik-V, este primer lote se había acordado desde marzo que se le vendería a Honduras y que tras ya haber pasado un mes no a llegado al país debido a que no se abonó el dinero para garantizar la compra.
Según datos oficiales de la Secretaría de Finanzas Sefin, cada dosis tiene un precio de aproximadamente 10 dólares lo cual implica que el gobierno le estaría debiendo 1,000 millones de lempiras.
Según el científico Marco Tulio Medina que fue parte de la gestión con la comunidad científica rusa para la venta a Honduras, cuestiona que no es necesario que toda la comitiva realice este viaje ya que es pérdida de dinero, que es necesario que solo un funcionario viaje a Rusia para la validez de la compra de la vacuna rusa Sputnik-V, y además criticó fuertemente al gobierno por ser el único responsable de que Honduras no tenga de las soluciones para combatir el Covid-19.
Esta comitiva es encabeza por:
El coordinador general del Gobierno Carlos Madero, el canciller Lisandro Rosales y Marío Alberto Fortín Midence.
Esta representación se considera más como una estrategia diplomática para que se valide el proceso de la venta de los compuestos.
“Es crucial, en este momento, hacer cualquier esfuerzo para obtener un mayor volumen de vacunas contra el Covid-19, particularmente la Sputnik que, de acuerdo con los datos que hemos emitido en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, tiene una eficacia de 91.6% y es altamente segura”, manifestó el científico.
Además aclaró que el retraso de la entrega de las vacunas se atribuye a las limitaciones de producción y la falta de comunicación directa con los rusos, y sobre todo por la tardía gestión de adquisición por parte del gobierno.
Además concluyó recalcando que era innecesario que todo el personal de la embajada viajará a Rusia y también mencionó que a Nicaragua ya que se puede comunicar directamente con la embajada de Rusia.
“El número de personas que acuden allá debería ser limitado porque los recursos de los hondureños, igualmente, son limitados. Habrá que ser muy prudentes”, concluyó.