Cuando salimos de vacaciones a algún lugar, la idea es pasar un buen momento y relajarse luego de un arduo año de trabajo. Pero no siempre es todo miel sobre hojuelas. Muchos son los que caen en estafas y engaños que arruinan el paseo y significan además un gran bochorno a las víctimas.
Pon atención, porque estas son algunas de las estafas más comunes que realizan a turistas alrededor del mundo.
La chaqueta manchada
Alguien choca o pasa muy cerca de la víctima y mancha su chaqueta con ketchup, café o algo así. El estafador señala el problema a la víctima y procede a limpiar la mancha, mientras sigilosamente mete las manos en el bolsillo de la chaqueta y sustrae el contenido. Esta estafa es muy común en países como Argentina y Brasil.
Juegos callejeros
El estafador ejecuta juegos para entretener a quienes caminan por la calle. Suele ser el juego de adivinar dónde está la bolita (o "pepito paga doble") o algún truco de magia. Mientras los turistas observan concentrados, los cómplices de la estafa aprovechan para vaciar sus bolsillos.
3. El taxi
El conductor buscar aprovecharse de tu poco conocimiento en el área. Si no le das instrucciones claras sobre el recorrido, el taxista tomará la ruta más larga o entrará a una zona de alto tráfico para quedar atascados y cobrar más. Esta estafa se realiza en todo el mundo, así que prepara el viaje con un mapa o consultando a alguien que conozca bien el lugar.
4. El "paquete chileno" o balurdo
Se realiza fuera de bancos o cajeros automáticos. Un desconocido se acerca para entregarle un paquete de "billetes", que en realidad es un paquete de papeles con un par de billetes en los extremos. La víctima indicará que el paquete no le pertenece y el estafador ofrecerá repartir el botín en una cafetería u otro lugar cerrado. El delincuente ofrece a víctima que le dé lo que tenga en la billetera o lo que retiró del banco o cajero del banco, y a cambio él le entrega todo el paquete. Hecho el trato, el estafador se retira y la víctima, al abrir el paquete, se da cuenta de la estafa.
5. El vendedor en la playa
Mientras el turista descansa en una playa se acerca una persona y se ofrece a hacer un masaje o una trenza en el cabello, o le ofrece a probar productos del lugar (generalmente mariscos). La víctima acepta, y cuando ya le hicieron el masaje, o ya se comió 10 ostras, el vendedor cobra una suma desmesurada. ¿Qué tal pagar 40 dólares por un masaje improvisado o 20 por una trencita jamaicana? Esta estafa es muy común en las playas de Brasil y Colombia.