Con una mezcla de experiencia y energía renovada debido al cruce generacional, la Selección de Uruguay cuenta con un amplio repertorio que le permite soñar, en Qatar 2022 , con levantar su segunda Copa Mundial .
La Celeste ya cuenta con dos títulos máximos, pero ninguno en la historia moderna del fútbol. En 1930, la primera edición de esta máxima cita, y en 1950, los Orientales se consagraron ante los ojos del globo.
Justamente en casa fue que ganaron el primer título que realizó la FIFA. En un Mundial al que solamente viajaron 13 equipos y se jugó en tres estadios, los Charrúas fueron campeones invictos: vencieron a Perú y Rumania en el Grupo 3, golearon a Yugoslavia 6-1 en semis y derrotaron 4-2 en la final a Argentina en el Centenario.
La segunda Copa del Mundo que obtuvieron los uruguayos viene con una de las mejores y más reconocidas no solamente en la historia del la competición, sino también de todo el deporte. Aunque a la vez también oculta detrás una trágica.
Se trata del Maracanazo. Pero antes, Uruguay contó con una cuota de fortuna: dos países clasificados se retiraron, por lo que el Grupo 4 los tuvo emparejados con Bolivia, a la que aplastaron por 8-0.
Este único partido les dio el pase a una Fase Final, una zona de cuatro combinados en los que jugarían todos contra todos y el primero ganaría el Mundial. En las dos jornadas iniciales, la Verdeamarelha apabulló a Suecia y España. Los Orientales habían empatado contra la Roja y le ganaron a los nórdicos.
Con estos resultados, a la Canarinha le servía el empate en el Maracaná para coronarse. De hecho empezaron en ventaja con gol a los 47 minutos, pero la Celeste lo dio vuelta con anotaciones de Juan Schiaffino y Alcides Ghiggia y levantó su segundo título, que por aquel entonces era el Jules Rimet.
Detrás de la bonita historia para los uruguayos está la triste para el arquero brasileño de este encuentro, Moacir Barbosa, a quien siempre se culpó por no proteger su palo en el segundo tanto charrúa que lo atormentó durante toda su vida.
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