Angie Yaritza Leiva Pineda tiene tan solo nueve años de edad y es estudiante de cuarto año en la escuela Genesis Bilingual School.
Desafortunadamente su casa de habitación ubicada en la aldea El Progreso de Colinas Santa Bárbara no cuenta con la señal necesaria por lo que para poder conectarse a clases debe caminar varios kilómetros desde su casa y así poder tener señal del celular de sus padres.
Para poder subsistir los padres de Angie tienen una jornada intensa de trabajo que se divide entre San Pedro Sula y Santa Bárbara.
Su padre Edwin Leiva trabaja en una maquila de San Pedro Sula cuatro días por semana y su mamá Doris Maribel Pineda también se ocupa de un vivero en El Progreso y claro de Angie y de sus cuidados.
Angie lleva ya más del año caminando largas distancias para poder sentarse en una mesa y silla plegable facilitada por sus padres, junto a ella el celular también de sus progenitores y una plancha para sostener el mismo y así poder recibir sus clases de cuarto año.
La determinación lo es todo
Angie no ha dejado de lado su sueño de seguir estudiando y a pesar de todas las dificultades ha logrado ir avanzando en sus obligaciones escolares.
Hoy que se publicaran fotografías de la menor a la orilla de la calle una compañía de cable se ofreció a instalarle de su internet y que ella puede tener datos y señal necesaria para conectarse.
El ejemplo de Angie es solo uno de tantos en Honduras, miles de niños llevan varados en cuanto a su enseñanza por más del año.
La pandemia y estrategias poco concluyentes de parte de autoridades educativas dejan a muchos sin el aprendizaje necesario, pues no todos tienen un celular o una herramienta para avanzar.