Las acusaciones contra el presidente Juan Orlando Hernández, así como al expresidente Porfirio Lobo Sosa, a quienes vinculan con narcotraficantes hondureños, no se trata de una campaña personal, sino de acusaciones oficiales por parte de la Fiscalía de Nueva York, lo cual daña aún más la imagen del país, por el grado de infiltración de la clase política en actividades ilegales.